Confirmado: la vida, a ratos, es una gran ironía. ¿Pensaste que podías ser normal?, ¿que podrías tener una familia?, ¿qué no ibas a necesitar nunca más esos medicamentos que te hacían andar equilibrada por el mundo?. Bah!. Todo fue un sueño, una pesadilla, una gran mueca de sarcasmo del destino, de Dios, de quien sea que esté tras el guión de tu existencia.
Y aunque a ratos fuiste feliz, siempre sospechaste y escuchaste con recelo palabras de amor y condescendencias pero, como nunca antes, te imaginaste en un cuadro donde todo era perfecto, luminoso, cándido y no lograste ver que detrás todo se iba desmoronando y oscureciendo... Y seguías soñando, mezclando realidades, fantaseando. Queriendo ser una buena persona al fin y al cabo.
Por ello el despertar siempre es tan caótico. Ahora estás ahí, en ese rincón, tal como una vez te dejé, con un rictus extraño, ensimismado, queriendo atrapar eternamante ese paréntesis en tu vida. "Abre los ojos", te insisto y me das miedo. Ya no te siento la misma, te pierdo, no quieres volver... Tal vez sea lo mejor.